Delegados de casi 200 países se reúnen esta semana en Cali, Colombia, para la cumbre bienal de las Naciones Unidas sobre biodiversidad, la primera desde que se firmó el histórico Marco Mundial para la Diversidad Biológica en Montreal en diciembre de 2022.
La naturaleza está desapareciendo a un ritmo alarmante. En los últimos 50 años, las poblaciones de vida silvestre se han reducido en casi tres cuartas partes, según las últimas investigaciones de WWF. El declive está ocurriendo tan rápido que el mundo se está acercando a puntos de inflexión posiblemente irreversibles. El planeta está en una “situación crítica”, dijo Susana Muhammad, presidenta de la COP16 y ministra de Medio Ambiente de Colombia.
El objetivo de la cumbre, dijo Muhammad, es “hacer las paces con la naturaleza”. En términos prácticos, eso significa evaluar y hacer avanzar el progreso de las naciones en sus esfuerzos por implementar el marco de 2022. El pacto de 15 páginas contiene cuatro objetivos generales para 2050 y 23 metas a corto plazo, desde proteger el 30% de la tierra y el mar del planeta hasta reducir a la mitad el desperdicio de alimentos y reducir drásticamente el uso de productos químicos nocivos.
¿Quién va a la COP16?
Según Astrid Shoemaker, secretaria ejecutiva de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, se han registrado unas 14.000 personas para asistir, una cifra récord de asistencia. Entre ellas, más de 100 ministros y varios jefes de Estado, dijo Muhammad. Algunos de los bancos más grandes del mundo, entre ellos JPMorgan Chase & Co. y Standard Chartered Plc, enviarán representantes por primera vez. También estarán presentes Citigroup Inc., Bank off América Corp., HSBC Holdings Plc y Deutsche Bank AG.
¿Qué hay en la agenda?
El enfoque será triple:
La lucha contra la biopiratería
Tal vez la cuestión más importante sea decidir los detalles finales de un nuevo sistema global para recolectar y compartir una parte de los billones de dólares de ingresos que obtienen las empresas más grandes del mundo. Se pediría a los conglomerados de sectores como el farmacéutico y el biotecnológico que contribuyan a un fondo para compensar a los países de los que provienen sus recursos. Ese dinero, a su vez, se utilizaría para proteger la naturaleza.
En el pasado, los investigadores interesados en la savia de los árboles para ayudar a crear nuevos medicamentos o especies de plantas raras para mejorar los cultivos exportaban muestras físicas. Ahora, es mucho más probable que tomen una huella digital de ese recurso y la suban a una base de datos en línea. Pero no existe una regla global que regule cómo se debe pagar a los países por esa información sobre sus recursos genéticos, una situación que algunos países comparan con una forma de piratería.
Muhammad considera que la aprobación del mecanismo, incluidos los “poderes para su implementación”, es un tema prioritario en la agenda. El Reino Unido y la UE también consideran que un acuerdo sobre la “biopiratería” es una prioridad. Sin embargo, se prevé que sea muy polémico. La firma de investigación BloombergNEF estima que la probabilidad de que las partes lleguen a un consenso sobre los detalles de un mecanismo y un fondo es de solo 2 sobre 10.
Haciendo balance
Los países deben presentar sus denominadas estrategias nacionales de biodiversidad y planes de acción para cumplir con el marco antes del inicio de la cumbre el lunes. Hasta ahora, sólo 31 países más la UE lo han hecho. Entre los rezagados se encuentran el Reino Unido y Suiza, así como varios de los llamados países “megadiversos” del mundo, entre ellos Brasil, India y Sudáfrica. (Estados Unidos no es signatario).
“Necesitamos que los países asuman sus responsabilidades”, dijo Lucía Ruiz, directora de áreas de conservación de WWF. “De lo contrario, tenemos una estrella polar que seguir, pero no tenemos un plan sobre cómo llegar allí”. Bajo el marco que precedió a este, no se cumplió ni un solo objetivo global de biodiversidad.
Los bancos y los inversores están pendientes de los planes nacionales para ayudar a dar forma a sus decisiones de inversión y a sus estrategias internas en materia de naturaleza. “Si los países pueden empezar a hacer que esas estrategias a largo plazo sean más tangibles y claras”, afirmó Judson Berkey, responsable del grupo de relaciones y estrategia regulatoria de UBS Group AG, los inversores podrán entonces “empezar a pensar realmente en: ‘¿Dónde están los rendimientos y qué será comercialmente viable?’”.
Impulso a la financiación
El marco de 2022 prevé recaudar US$700.000 millones al año para la protección y restauración de la naturaleza. Unos US$500.000 millones procederán de la reorientación de subsidios perjudiciales, como los destinados a combustibles fósiles y pesticidas, hacia empresas respetuosas con la naturaleza. Se espera que unos US$200.000 millones provengan de nuevas fuentes públicas y privadas. Como en las COP sobre el clima más conocidas, quién paga, cuánto y a quién serán puntos de discordia.
En materia de finanzas públicas, los países desarrollados se han comprometido a contribuir con al menos 20.000 millones de dólares al año para 2025 a los países más pobres. Para 2022 (el último año del que hay datos disponibles), les faltaban US$4.600 millones para alcanzar esa meta, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).
Ya ha habido controversia. Campaign for Nature, una organización sin fines de lucro, dice que la mayoría de los proyectos a los que se asignaron los US$15.400 millones en financiamiento para la biodiversidad solo están vinculados tangencialmente con la protección de la biodiversidad. Por ejemplo, incluyen subvenciones para combatir el crimen organizado en América Latina, para ayuda humanitaria en Etiopía y para educación superior en Níger. La cantidad de financiamiento para proyectos centrados principalmente en la biodiversidad en realidad disminuyó de 2015 a 2022, según muestran los datos de la OCDE.
Aun así, Muhammad dijo que está pidiendo a los países desarrollados que aumenten su compromiso y que también está sobre la mesa un nuevo fondo de base amplia. “Es muy importante entender que existe un compromiso que se va a cumplir”, dijo. “Esto es fundamental para la confianza entre las partes”.
En lo que respecta al capital privado, las propuestas han abarcado desde fondos de impacto o bonos hasta un nuevo mercado de créditos de biodiversidad (instrumentos negociables que representan una unidad de naturaleza protegida o restaurada). Ese mercado aún está en sus inicios. A puertas cerradas, los banqueros han dicho que no saben cómo abordar el tema.
“Estamos en los años noventa en lo que respecta a la financiación de la biodiversidad”, dijo Avril Benchimol Domínguez, ex banquera de inversiones y coordinadora de financiación combinada del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, una familia multilateral de fondos que alberga el Fondo Marco Mundial para la Diversidad Biológica, creado el año pasado. “Todavía no hemos demostrado que sea rentable”, dijo.